Marcita Libertad es una bruja. La vas a querer, adorar y como todos los que queremos y adoramos a las brujas, también mientras la leas vas a querer usar un hechizo contra ella. Un que te re contra. Welcome to the jungle entonces.



sábado, 30 de mayo de 2009

el burócrata

Ojalá todos podamos deshacernos de nuestro burócrata. Porque creo que, además de un enano fascista, una cuenta también con un burócrata. Uno cercano, que acecha, que imita gestos, que ocupa espacios y silencios.
La vida seguramente sería más feliz sin los burócratas, sin aquellos que hacen de la banalidad su gracia. Porque aunque una rápidamente confunda a un burócrata con un autómata, lo jodido es que también tienen margen para ser impredecibles. Porque el burócrata se asienta en una falsa seguridad, porque un cambio de mando, un gritito fuerte lo sacude y el burócrata se queda sin dirección. Como un auto loco de dibujito que va a la deriva. Y en esa deriva nosotros somos el animalito que no logra terminar de cruzar la calle cuando el burócrata loco se lo lleva puesto.
El burócrata puede cambiarnos el rumbo diez veces por día, es capaz de maldecir al amigo que acaba de salvarlo, es tan capaz de corregir cincuenta veces una coma que antes modificó. Y lo peor, porque lo peor es que sus transformaciones son tan bruscas que, una queda perpleja, en el mismísimo desierto de la perplejidad.
Porque no sabés si es tan idiota que tenés que tenerle cierta pena. Porque no sabés si es tan hijo de puta que de una vez por todas tenés que mandarlo a hacerse una lobotomía sin anestesia. O mandarlo a cagar. O cagarlo.
Estoy harta de burócratas, de sus pasos inseguros, de su espíritu de dementor. Alguna vez hay que dejarlos sin otra opción que mirarnos por una vez a los ojos.

martes, 26 de mayo de 2009

José Bravucón

Bravucón, ese podía haber sido el apellido del taximetrero que me pasó a buscar por casa. Fui prolija: pedí un radio taxi para no lidiar con la humedad de la lluvia otoñal. La espera fue aceptable, entre cinco y quince minutos. Como el portero suele jugarme malas pasadas, alrededor de los diez minutos bajé. José Bravucón me esperaba en la puerta. Puerta que abrí, llovía.
José Bravucón me increpó preguntándome el piso de mi departamento. Ante mi ligera sorpresa, respondí afirmativamente al interrogatorio.José Bravucón no hizo ni mueca.
Hizo cuadra y media. Le molestó la conversación del asiento trasero, apagó la radio de un sólo movimiento. Con frialdad pero también con eficiencia.
Avanzamos, hice una primera parada antes del volver al origen. Creo que a José Bravucón le molestó la simpleza del viaje. En fin, yo y mi simpatía no se dieron por aludidas.
Hasta que llegamos al hogar, seguía lloviendo, José me cobró lo que quiso, le retruqué porque en segundo grado aprendí a hacer cuentas de dos cifras, Bravucón me espetó que el radiotaxi era más caro, que debería saberlo. Acaso uno debe saber esas cosas, uno debe saber cuántos días hay de plazo para presentar una queja a un ente regulador, uno debería saber cuáles son las mañanas en las que el jefe viene de humor, cuál es la distancia que cubre el boleto mínimo de 1,10 y cuál el de 1,20 y cuál el de 1,25.
Podía haberle hecho giratoria la puerta lateral, es más podría haberle recordado que con esa cara y esos finos y grasientos pelos cayendo por el costado, yo también podría haberme cambiado el nombre a Josébravucón, pero me bajé y le dije suavemente:le agradezco la amabilidad con la que me trató a lo largo de todo el viaje.

lunes, 25 de mayo de 2009

los nombres

Uno cree que el nombre viene puesto, que alguien lo eligió. Una siempre cree que la eligen a una. Y algo de verdad hay en eso. Sin embargo, lo dificil es cuando se elige, cuando se nombra. Mar y libertad son dos tatuajes. Son mis tatuajes gesellinos.
Qué quise decir con mi cuerpo? tal vez eso que una no pueda ir relatando porque aburre, porque no está demasiado claro.
Marylibertad también fue alguien que se fue hace un tiempo, a un lugar del que no sé demasiado. Y me quedé con su nombre, porque quizás los nombres tienen el poder de evocar lo que ya no está en este mundo pero sigue perfumándonos.
Marylibertad siempre va a estar tan cerca como la ola que se va lentamente y vuelve con espuma y caracoles.