Marcita Libertad es una bruja. La vas a querer, adorar y como todos los que queremos y adoramos a las brujas, también mientras la leas vas a querer usar un hechizo contra ella. Un que te re contra. Welcome to the jungle entonces.



martes, 27 de abril de 2010

El profesor Philip Drummond


El problema no era el señor. O quizás sí lo era. De pronto me vi sentada en una de las últimas filas de un aula superpoblada. La tarde era otoñal pero la temperatura en el aula ascendía a un nivel más de lo conveniente. Y yo estaba ahí, tomando un “optativo obligatorio”, casi una contradicción en sus términos. En realidad hace años que debía haber tomado mi brebaje obligatorio pero como me larvé en el camino y este año seguramente iba a reincidir en la misma actitud, me inscribí en una materia que empezaba justo cuando el “optativo-obligatorio” terminaba.

Sin excusas me dirigí con energía y entusiasmo cual conejito de cereales a mi primera clase. El título de la conferencia era alentador, algo sobre política de medios, vínculos con la comunidad y tal. El expositor contaba con varias cucardas de universidades norteamericanas en su pecho gentil. Hasta ahí, la nave iba. Pero la nave, mis queridos, naufragó en el minuto 4, justo después de que el expositor gringo –muy parecido físicamente a aquel recordado Philip Drummond de Blanco y Negro- terminara de pedir disculpas por su español.

A ver, cuando alguien pide disculpas, una piensa que se trata de falsa modestia. Créanme que este no era el caso. El gringo realmente se movió con más dificultad que un pez en el Sahara. Lo peor no era el dudoso español sino todos los accesorios que acompañaban el combo: la lectura de tedioso power-point, la aplicación de risita je-je-je-je/je (de cuatro a cinco je) cada 5 palabras, el “bueno-bueno” cada tres. Todo esto sazonado con un “interesante, nou?” en cada cambio de filmina super-power. La presentadora de tamaña exposición no sabía si mirarnos a nosotros –público hasta entonces dócil y obediente-, mirarlo a él, al super power, salir corriendo como novia fugitiva o sumergirse en la pizarra blanca.

Pero como somos intelectuales y casi por definición, gente políticamente correcta, todo transcurría en una monotonía de siesta santiagueña. Hasta que alguien tímidamente preguntó: “¿usted de qué trabaja? Digo, quizás sea mi ignorancia porque no comprendo pero, usted de qué trabaja?”.

BRI-LLAN-TE.

Golpe impecable, limpito, con cierta dosis de ingenuidad, justo. Pero dejate de jorobar Philip Drummond. Porque, nosotros somos políticamente correctos pero hasta el intelectual más momia tiene sus límites. ¿A quién querés conmover con los “vectores comunicacionales”? Nosotros somos sangre latina como Thalía –aunque ahora viva en Miami y diga que desde que es madre cree más en lo espiritual que en la conga-, a nosotros nos tenés que ganar con pasión, con míssssstica, aprendete un chistecito para la próxima, tirá un “Maradona”, “qué rico el churrascouu” la próxima vez, sacanos del letargo que ya con nuestra vida entre tomos de Hegel tenemos bastante. A ver, ¿alguna vez conquistaste un corazón con semejante perorata?

En fin Philip, al principio nos caías simpático. ¿Quién no se acuerda de tus aventuras ochentosas en “Blanco y Negro”? De la viejita Adelaida, de aquel mítico “de qué estás hablando Willis? que decía el pequeño Arnold con labiecito fruncido. A la que no me bancaba mucho era a la Kimberley, debo confesar. Me encantó el episodio en el que le quedaba el pelo verde por la lluvia ácida. Pero aunque todos tenemos infancia y tu parecido físico con el millonario con cierta conciencia social –tímida claro- Philip Drummond era notable, eso no alcanza Philip. La próxima vez, olvidate el power en tu casa, aprendete un par de muletillas, o contratate un traductor que los hay lindos y baratos.

1 comentario:

  1. A Philip Drummond no le fué demasiado bien que digamos con la educación de sus hijos. La buena de Kimberley (Diana Plato)´terminó haciendo películas XXX y tuvo una muerte dudosa a temprana edad. Willis (Todd Brigdes) Es un viejo pelado poco amistoso, que dice estar recuperado de las drogas, pero lo siguen encanando cada dos por tres. Y Gary Coleman (el gordito "de que estás hablando Willis") Le pega a su mujercita y protagoniza bochornosos actos frente a las cámaras. Marcita, yo que vos, lo pienso, te lo digo porque te quiero y no me gustaría que por una materia, termines como esstreyyya de Rock, ahogada x tu propió Vómito a los 26 años de edad.
    La Chiru

    ResponderEliminar